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cieloabierto.
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Madrid. 19 de Marzo del 2011. Taylor Swift.
Salí el viernes (faltando al instituto) con mis padres y mi hermana, y el mismo viernes cuando llegué nos fuimos al Prado, tenía tantísimas ganas de llegar a la sala de Las Meninas, en serio, yo creo que absolutamente nadie me entiendes, porque desde sexto de primaria que lo vi en un libro quería estar frente a ese cuadro. Había estado en todos los museos de Madrid menos en el Prado, y era un trauma, por decirlo de alguna manera. Comí en el McDonald y me fui después al Starbucks. ¿Cómo expresar que fue un fin de semana redondo?
Continuámos viendo el museo, y después nos fuimos a casa de mis primos. Al día siguiente era el GRAN DÍA. Nos levantamos, desayunamos, y fuimos a Chueca a comer, era un sitio súper curioso. Los dueños eran orientales, y los camareros y la decoración también pero sin embargo, no servían comida china ni nada de eso: Espaguetis con roquefort (una de mis comidas favoritas). Café, patatín y patatán, fuimos a casa, me cambié, me puse la camiseta del concierto que había diseñado yo, y allí que fui. A las siete y media si no recuerdo mal estaba allí esperando ver a Nerea (persona que adoro por encima de muchas cosas, y que conocería personalmente en el concierto, después de dos años de amistad). Entramos al concierto a eso de las ocho o así, y como siempre todo se atrasó un poco, pero cuando escuché los primeros compases de "Sparks Fly" dejé de ser yo para convertirme en una loca de narices que no paraba de gritar lo que ella creía que eran las canciones, porque sí, las canciones en inglés siempre me las invento.
Terminé a las doce menos veinte o así, fue cuando me monté en el coche para ir a casa de nuevo. El domingo fuimos al mercadillo de Madrid, en el que ni mi hermana ni yo habíamos estado jamás, y queríamos ver esa parte de la capital. Comimos en el mercado de San Miguel, que no sé como explicar lo que comí, pero os recomiendo ir, y después me compré unos Cup-Cakes para el camino de vuelta a casa.
Eso sí, el lunes me desperté a las cinco de la mañana aún habiendo llegado a las doce y media después de un viaje de seis horas; porque tenía examen de historia del arte, para el cual, no había estudiado: NADA. Pero mereció la pena, al fin y al cabo, Taylor Swift me había tocado la mano.
Pd. Ese es mi pequeño relato. Gracias a mi hermana y a mi amiga por acompañarme a conocer a la chica que con su música me enseña a seguir aquí día a día. Y gracias a mis padres por haberme regalado ese fin de semana por Navidad.
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